Saturday, June 23, 2012

Desafíos para el tratamiento de la acondroplasia: Desde el desarrollo de los fármacos hasta su administración – Parte 2


Traducción: MaCriTeS

En el último artículo, hicimos una breve revisión sobre la maratón que un medicamento debe enfrentar antes de llegar a los pacientes. Hablamos sobre muchos temas que los científicos deben responder al proyectar un nuevo medicamento en potencial para tratar la enfermedad. También hablamos sobre la etapa de desarrollo clínico, que es parte de la investigación donde la droga es administrada a seres humanos para observar sus efectos. Ahora, vamos a volver a la etapa en la cual la nueva droga en potencial todavía se encuentra en el laboratorio, y veremos cómo los investigadores encuentran el camino más adecuado para hacerla llegar a la célula – o tejido-meta (tejido-objetivo). Ésta es un área de la farmacología en rápido desarrollo que es comúnmente descrita como drug delivery (expresión difícil de ser traducida, pero que puede ser entendida como transporte de medicamento al objeto o a la meta).

El objetivo de este artículo es de darse una visión panorámica de algunas de las muchas estrategias en desarrollo que permitan el transporte de la próxima generación de drogas o medicamentos, especialmente las que son hechas de ácidos nucleicos o que han sido proyectadas para alterar uno o más aspectos de la transcripción de genes (las reacciones químicas que copian el código del DNA en formato de RNA, del inglés transcription) y de la traducción o traslación (las reacciones químicas que traducen el código del RNA en una nueva proteína, del inglés translation). El enfoque es sobre cómo estos sistemas de transporte pueden ser aplicados para ayudar a los medicamentos a encontrar el camino para los condrocitos en la placa de crecimiento cartilaginosa, una región que sabemos que no es exactamente el lugar más fácil de alcanzar. Existen varias terapias potenciales esperando ser exploradas en el tratamiento de la acondroplasia. Identificar los medios más adecuados para hacerlas llegar hasta la placa de crecimiento puede ayudar a los desarrolladores de las drogas a acelerar en la investigación.

Creando un nuevo medicamento

Gracias a los avances de la tecnología de la información, ha sido cada vez más fácil (si es que se puede realmente decir eso) para estudiar las complejas estructuras moleculares formadas por cada una de las millares de proteínas que el cuerpo produce. ¿Por qué debemos estudiarlas? Las proteínas son las moléculas que rigen todos los aspectos de las reacciones biológicas, o en otras palabras, ellas son las responsables finales para que seamos lo que somos. Ya hablamos sobre esto en otro artículo. Como ellas participan de casi todas las reacciones químicas dentro del cuerpo, aprender cómo son armadas y dónde es que en sus estructuras se está dando una determinada reacción, permite a los investigadores desarrollar compuestos (componentes) que pueden interactuar con los locales donde suceden esas reacciones o impedir que ellas sucedan. Si usted está siguiendo los artículos de esta serie puede ser que tenga la sensación de que mucho está siendo repetido aquí; pero vea, siempre hay un nuevo detalle que es incluido...

Para simplificar y hacer más fácil el entendimiento del mundo químico, normalmente mostramos las proteínas como estructuras 1D e 2D, Como si fuesen simples cadenas rectas de átomos dispuestos uno después del otro. Pues bien, la vida real no es tan simple y la molécula del receptor del factor de crecimiento del fibroblasto tipo 3 (FGFR3), la proteína que, cuando alterada por una mutación en el gen FGFR3, causa acondroplasia, va a girar, se va a achatar, se va a enrollar, se va a trancar y a hacer muchos otros movimientos y acomodos para alcanzar una estructura 3D final y cambiarse, lista para hacer lo que el FGFR3 está proyectado para hacer. Con la ayuda de computadores, los científicos pueden crear modelos 3D del FGFR3 para estudiar cómo es que él hace, qué es lo que hace y dónde podemos interferir para bloquearlo. El estudio de las estructuras de las moléculas es denominado cristalografía.

 Transporte de drogas hacia el lugar correcto

¿Cómo sabemos que una determinada droga o medicamento dado por vía oral, llegará a su objetivo dentro del cuerpo? Para saber cómo se comportará un determinado medicamento en el cuerpo y cómo éste irá a lidiar con el mismo, los investigadores realizan estudios de farmacocinética y de farmacodinamia. Mientras que el primero trata sobre el camino seguido por la droga a partir del momento en el cual ésta es administrada, el otro estudia cómo el cuerpo lidia con la droga.

Teóricamente, la mayoría de las drogas que entran en la sangre será capaz de alcanzar cualquier tejido y órgano que reciben flujo sanguíneo directo. Así, para muchos medicamentos clásicos antiguos, no existe gran preocupación sobre el transporte y el alcance de la droga, aún hacia locales sin vascularización. Lo mismo es verdad para algunas clases de las nuevas drogas utilizadas en el tratamiento del cáncer, no existe ninguna preocupación relevante sobre ellos alcanzar la mayoría de los tumores. Menciono esto porque la acondroplasia se ha beneficiado de la investigación del cáncer. La industria farmacéutica está dedicando un gran esfuerzo para crear drogas que bloqueen las proteínas que se considera que están ligadas (unidas) al crecimiento y a la progresión del cáncer, en tal escala, que la investigación sobre el cáncer es actualmente la más grande entre todas las áreas terapéuticas (Berggren et al., 2012).

El FGFR3 es una de estas proteínas, de manera que una droga destinada a combatir un cáncer dependiente de las acciones del FGFR3 puede ser utilizado (teóricamente) para tratar la acondroplasia. Dé un vistazo en la tabla fornecida en el artículo anterior. Usted encontrará una serie de compuestos con acción contra el FGFR3 y pertenecientes a esas nuevas clases de drogas. Algunos de los artículos publicados sobre ellos muestran que estas proteínas llegan realmente a la placa de crecimiento y a los condrocitos (ex.: Brown A et al, 2005).

Sin embargo, para la nueva generación de fármacos que serán desarrollados para actuar en la maquinaria de producción de las proteínas, es improbable que los padrones clásicos de absorción de los fármacos más antiguos puedan ser aplicados. Compuestos hechos a partir de aminoácidos, como el CNP, o a partir de oligonucleótidos, como ser los aptámeros, no serán capaces de llegar desprotegidos a sus objetivos o metas. Esto sucede debido a su naturaleza electroquímica.

Disfrazando drogas

La Hepatitis C es un problema de salud importante en todo el mundo, ya que se calcula que millones de personas están infectadas por el virus causante. La actual terapia padrón para la hepatitis C incluye una droga llamada ribavirina y una proteína llamada interferón (INF). Gracias al INF, cambió la historia de la hepatitis C y muchos pacientes son curados con el tratamiento correcto. El INF es una proteína muy importante que se produce naturalmente en el cuerpo y un participante activo fundamental del sistema inmunológico. Es llamado de citosina, un mensajero entre las células que desencadena respuestas celulares contra un agente invasor, como un virus.

El INF es tan poderoso que el cuerpo hace con que él tenga una corta vida, produciendo enzimas para degradarlo y, después de algunas horas circulando en la sangre, el INF es inactivado por ellas. Usted puede adivinar que la vida media corta del INF fue un desafío para alguien intentando usarlo en un tratamiento. En el inicio de su utilización en el tratamiento de la hepatitis C, los primeros formatos comerciales del INF tenían que ser administrados tres veces por semana. El tratamiento era difícil debido a que el INF debe ser dado a través de inyecciones y, con esa frecuencia, provoca una serie de efectos indeseables (naturales) y consecuentemente, muchos pacientes desistían y no lo terminaban (24 a 48 semanas de terapia) conduciendo hacia una falla terapéutica.

Máscaras, capas y transportadores

Para superar esta limitación natural, los investigadores desarrollaron un sistema que hace con que el INF dure hasta una semana circulando en la sangre, permitiendo de esta manera una terapia se lo administra apenas una vez a la semana. La molécula desarrollada para “proteger” al INF de la degradación, dándole tiempo para ejercer sus acciones, es llamada de polietilenoglicol o PEG. Usted se puede imaginar cuán bien sucedidas han sido las terapias para la hepatitis C en la actualidad, en comparación con las más antiguas, aunque el INF continúe siendo duro para los pacientes que se encuentran en tratamiento, debido a sus efectos naturales.

Moléculas como el PEG son de aquéllas que podríamos llamar de máscaras. Teniendo la carga eléctrica adecuada, reducen la velocidad de la tasa de degradación de la droga a las cuales se encuentran unidas, ellas disfrazan la droga. Otros sistemas de transporte, utilizando moléculas que pueden facilitar el ingreso del fármaco hacia las células meta u objetivo, han sido también desarrollados. Algunos de ellos son basados en compuestos que imitan la composición de la membrana celular, de manera que ellos son llamados sistemas lipídicos de transporte. Es común llamar un complejo formado por una droga y su transportador de nano partícula (literalmente significando “pieza muy pequeña”).

Los investigadores son capaces de cubrir la droga íntegramente con una camada de lípidos (como una capa) y hacerla alcanzar una célula. Cuando el complejo de fármaco y transportador (la nanopartícula) llega hasta la membrana de la célula, los lípidos del trasportador son incorporados a la membrana, y el fármaco ingresa en la célula para ejercer sus efectos. Sistemas como éstos son soluciones inteligentes para mejorar la absorción celular de las drogas. Uno de los problemas con estos sistemas de transporte es que ellos no son suficientemente específicos como para garantizar que solamente la célula meta u objetivo recibirá la droga. Para una reciente actualización técnica que abarca a las nanopartículas lipídicas usted puede leer el artículo de Battaglia y Gallarate (2012).

Felizmente, la historia no termina aquí. Pensando cómo aumentar la especificidad del transporte, los investigadores comenzaron a anexar otros compuestos pequeños a la nanopartícula. Por ejemplo, sabiendo cuáles son los tipos de receptores de la superficie celular que son producidos por la célula meta u objetivo, los investigadores pueden incorporar a la nanopartícula un compuesto que se puede unir a uno de esos receptores. Lógicamente que lo mejor es un receptor que sea producido apenas por la célula meta u objetivo, que es algo no fácilmente encontrado. Digamos que encontrar un receptor de membrana exclusivo hace con que la célula parezca tener una dirección concreta, donde un cartero podría entregar una carta.

Entonces, vamos a ver si conseguimos encontrar una “dirección” bastante específica dentro del cartílago que podríamos usar para aumentar el abastecimiento de una droga contra el FGFR3. En realidad, existen pocos investigadores que trabajan en transporte de medicamentos hacia el cartílago y los artículos recientes en el área describen sistemas que apuntan apenas hacia el cartílago articular, a través de la administración local. Esto no funcionará en la acondroplasia debido a que todos los huesos en un niño están en crecimiento y tendrán que recibir la terapia al mismo tiempo, de manera estable. De este modo, para la acondroplasia, necesitamos de una terapia sistémica (cuerpo entero).

Sin embargo, como dije antes, estos estudios también están buscando manera de garantizar que los medicamentos que ellos quieren introducir en el cartílago articular serán debidamente absorbidos. Una manera de hacer eso es exactamente la de encontrar una dirección dentro del tejido para alcanzar a los condrocitos.

Sabiendo que una molécula llamada ácido hialurónico tiene gran afinidad con un marcador de la membrana celular chamado CD44, que es expresado (producido) por condrocitos, un grupo de investigadores desarrolló un sistema en el cual el ácido hialurónico se une a la “capa” de las nanopartículas. Ellos fueron capaces de probar que, usando esa estrategia, la absorción de la droga dentro de la nanopartícula fue mucho más grande que con un comparador sin ácido hialurónico (Larouiet al., 2007).

Otro grupo (Rothenfluhet al, 2008) describió un sistema en que ellas envuelven a la droga en la capa de una molécula semejante al PEG y aplican o adicionan a esta capa una molécula que tiene gran afinidad hacia la matriz cartilaginosa, el tejido que envuelve a los condrocitos (revisado en un artículo anterior). Debido al sistema utilizado, la matriz retiene la nanopartícula, generando una exposición más grande de la droga dentro del cartílago.

Éstos son apenas dos ejemplos. Existen muchos otros sistemas de transportes en desarrollo. Varios de ellos pueden ser útiles para la administración de medicamentos con base en los ácido nucleicos oligonucleótidos, aptámeros) para aumentar su absorción a través de los condrocitos. Sin embargo, necesitamos más investigaciones encaminadas hacia la placa de crecimiento, para encontrar soluciones inteligentes para ultrapasar el desafío del cartílago, Una amplia revisión de sistemas de transportes fue publicada en 2011, abarcando muchos aspectos de este campo (Villaverde A, Ed.,Nanoparticles in Translational Science and Medicine, 2011).

Mencioné antes que este artículo sería como una visión panorámica del campo de transporte de medicamentos. El objetivo principal fue mostrar que, aún para una condición genética, tal como la acondroplasia, donde el objetivo del tratamiento es de difícil acceso, existen soluciones posibles para llegar hasta allá. Un investigador trabajando en estrategias terapéuticas para la acondroplasia no se debe sentir limitado por la barrera del cartílago.

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