Traducción: Maria Cristina Terceros
La empresa Biomarin y el grupo francés liderado por la Dra. Laurence
Legeai-Mallet han acabado de publicar en el American Journal of Human Genetics
un estudio de evaluación de los efectos del BMN-111 en ratas: http://www.cell.com/AJHG/abstract/S0002-9297
(12) 00537-X.
¿Qué es lo importante sobre este estudio?
Este estudio es importante por traer resultados más consistentes de los
tests realizados con el análogo del péptido natriurético tipo C (CNP) en un
modelo animal de acondroplasia.
Nosotros ya revisamos el CNP en este artículo anterior, pero
creo que vale la pena ver de nuevo algunos conceptos. Puede que parezca difícil
entender los temas y las cuestiones, dada la multiplicidad de siglas,
expresiones o la jerga utilizados en el lenguaje científico. En un mensaje
reciente un padre me pidió que le explicase, de una manera más amigable, un
poco más sobre las implicaciones de este estudio. Lo intentaré.
De esta manera, hablaremos sobre algunos conceptos que pueden ayudar al
lector interesado, pero no especialista, a entender las implicaciones del uso
de un análogo del CNP en el tratamiento de la acondroplasia.
¿Qué es el CNP? ¿Qué es un péptido?
El CNP es una molécula relativamente pequeña llamada péptido y está
compuesta por una cadena de aminoácidos naturalmente producida por las células
de nuestro cuerpo. Él está hecho exactamente de la misma manera que están
hechas las proteínas: existe un gen en el DNA que lo codifica (carga la
información química necesaria para producirlo). Intente pensar que el CNP es
una especie de combinación multicolor de bloques de Lego (juegos). Las
proteínas y los péptidos son exactamente la misma cosa, siendo denominadas de
una forma o de otra, de acuerdo a su tamaño, siendo que los péptidos son más
pequeños que las proteínas.
También ya vimos que muchas proteínas son denominadas enzimas debido a
sus propiedades químicas. Esas enzimas pueden catalizar (provocar) reacciones
químicas (de una manera seria, pequeños choques eléctricos provocados por la
transferencia de átomos cargados o por electrones), los cuales a su vez
generarán reacciones en las células. Las proteínas y los péptidos son, de hecho,
los grandes maestros de la vida, gobernando todos los aspectos de la vida tal y
como la conocemos.
La Naturaleza es inteligente y durante los millones de años de evolución
de la vida, realizó incontables experiencias químicas para crear péptidos y proteínas
con propiedades cada vez más específicas. Así siendo, estas moléculas, si bien
se encuentran cargadas eléctricamente, apenas reaccionan con otras moléculas (u
objetivos) específicos que se encajan con ellas, del mismo modo en que
combinamos determinados bloques de Lego con algunos otros, pero no con todos
ellos.
Esta especificidad de las proteínas y de los péptidos es tan importante
que las principales moléculas de ese tipo, que regentan las reacciones-clave
que permiten la vida, tienen una estructura básica principal muy bien
conservada entre la mayor parte de las formas de vida. En tales proteínas,
dependiendo de la especie, vamos a encontrar algunos cambios de aminoácidos,
algunos que faltan, y otros añadidos, pero con la estructura principal presente,
sin importar el animal que sea estudiado. ¿Por qué estamos hablando de esto?
Bien, creo que alguien podría preguntar por qué estamos testeando un ratón para
ver si un péptido puede funcionar en el ser humano. ¿No es así? La razón
simplemente es que el CNP (o una molécula semejante) está presente en el ser
humano y en las ratas y en la mayoría (¿o en todas?) las formas de vida más
avanzadas de la Tierra. Y lo más importante: él hace la misma cosa en todos ellas.
Lo mismo es válido para el receptor del factor de crecimiento del fibroblasto
del tipo 3 (FGFR3).
¿Qué tiene que ver todo eso con la acondroplasia?
Vamos a continuar nuestro pequeño viaje revisando lo que hacen estas
proteínas y péptidos.
Las proteínas pueden actuar del lado externo, a través de y en el
interior de las células. Aprendemos aquí que el FGFR3, una proteína con propiedades
eléctricas, y por lo tanto, una enzima, está localizado desactivado y
atravesado en la membrana celular del condrocito. Él funciona como una antena,
trasmitiendo los mensajes desde afuera para permitir que la célula pueda
reaccionar de manera correcta. El FGFR3 permanece allí, esperando ser activado
por otra proteína que, en este caso, es un factor de crecimiento de
fibroblastos (FGF). Cuando una proteína o un péptido actúa de tal
manera, a partir de una reacción de unión con su objetivo, la llamamos de substancia
ligante (adherente) (ligand en inglés, del latín, significando
aquél que se une, que se adhiere al otro). De esta manera, estas substancias
son como los carteros que entregan mensajes químicos a direcciones específicas
en células de varios tejidos y órganos del cuerpo. El CNP no es otra cosa que
este material de conexión. Tiene su propio receptor en la membrana celular de
los condrocitos y cuando se une a este receptor llamado receptor de péptido
natriurético B (NPR-B), comienza una cascada de reacciones dentro de la célula.
La función natural del CNP es estimular el crecimiento de los condrocitos.
Pero, ¿cómo es que hace esto?
Reacciones químicas complejas
Aprendimos que las proteínas y los péptidos fueron creados mientras la
vida fue evolucionando (aún lo está). Como las formas de vida se fueron haciendo
cada vez más complejas, varias de estas distintas moléculas también se fueron
desarrollando, tomando las funciones más complejas y así en adelante, en un
ciclo virtuoso continuo. Sin embargo, normalmente las proteínas no tienen la
capacidad de decidir si es hora de trabajar o es hora de descansar, tienen una
función proyectada y una vez unida ellas trabajarán sin parar. Fíjese, con esas
moléculas reactivas trabajando sin equilibrio, la vida no sería posible, y es
por eso que mecanismos de control, basados en otras proteínas, también
evolucionaron.
Para la mayor parte de las reacciones químicas del cuerpo
existen mecanismos de control que reglamentan su intensidad, cantidad, ritmo,
frecuencia, etc. Esto incluye, por ejemplo, la manera como trabaja el FGFR3. En
condiciones normales, poco después de que el FGFR3 fuera activado por un FGF,
él es capturado por un sistema intracelular hecho de otras proteínas y se
dirige hacia su degradación. En otras palabras, existen proteínas promotoras de
reacciones, y proteínas que impiden que las primeras provoquen reacciones.
Curiosamente, ésta es apenas una manera de cómo se obtiene el control, o el
equilibrio, de la infinidad de reacciones químicas. A veces, para una cadena de
reacciones químicas que existe para una determinada finalidad, existe otra
cascada química para contrabalancearla. Podríamos decir que la cascada del CNP
es un ejemplo de esas otras formas de control.
Conectando con la acondroplasia
Veamos la figura de la revisión del Dr. William Horton,
publicada en el Jornal GGH, en 2006. Ella muestra las cascadas del FGFR3 y
del CNP en el condrocito y la manera como ambas interactúan.
El FGFR3 fue concebido para provocar una serie de reacciones en el
interior de las células donde este receptor es producido. Para la gran mayoría
de estas células, cuando se activa el FGFR3,
ellos reaccionarán aumentando su proliferación (multiplicación) y las tasas de
maduración. La excepción notable es exactamente el condrocito: la misma cascada
de enzimas activadas por el FGFR3 forzará a la célula a que deje de proliferar
y a reducir su capacidad de maduración. Es por eso que decimos que el FGFR3 es
un controlador negativo del crecimiento oseo. En condiciones normales, el FGFR3
tendrá un tiempo limitado para ejercer sus efectos, tanto por causa de los
sistemas celulares de control anteriormente mencionados, pero también porque
hay otro sistema que reduce directamente la activación de la cascada del FGFR3,
el sistema del CNP. ¿Cómo sabemos todo eso?
Las mutaciones pueden suceder en cualquier proteína, con las más
variadas consecuencias. En el caso del FGFR3, si la mutación hace con que
funcione más o mejor, perjudicará en el crecimiento. Estudios en ratas han
demostrado que cuando se suprime la producción de FGFR3, la consecuencia es el crecimiento
excesivo de los huesos. En el caso del CNP, si el CNP o su receptor son
suprimidos el individuo será afectado con la condición de enanismo. Por el
contrario, una mutación en el NPR-B haciéndolo con que constantemente esté
activado, causa un crecimiento excesivo.
Si usted vio la figura antes mencionada, verificó que la cascada
intracelular de reacciones provocadas por el CNP intercepta una de las cascadas
más importantes de la vía del FGFR3, la denominada quinasa (o cinasa)
de proteína activada por mitógeno (MAPK). Este artículo anterior analiza la cascada del FGFR3. Las enzimas
MAPK son responsables, principalmente, por las reacciones dentro del núcleo de
la célula que reglamentan el ritmo de maduración de los condrocitos, una fase
que denominamos hipertrofia. En ella, los condrocitos salen de la etapa de
proliferación y comienzan a crecer (se hipertrofian), mientras comienza la
producción de grandes cantidades de nuevos componentes de la matriz del
cartílago. Si el FGFR3 está trabajando demasiado, como en la acondroplasia,
pocos condrocitos llegan a la etapa de maduración y ahí se forma menos hueso.
Ésta es, con seguridad, una de las principales características de la
acondroplasia.
La cascada del CNP bloquea la actividad de las enzimas MAPK al nivel de
una enzima denominada Raf y, por lo tanto, reduce la
influencia negativa del FGFR3 en la transición de los condrocitos para la fase
de hipertrofia. Con más condrocitos proliferándose y alcanzando la fase
hipertrófica, más hueso es producido.
Resumiendo
El estudio de la empresa Biomarin muestra que, con el tratamiento con el
análogo del CNP BMN-111, las ratas portadoras de una mutación en el FGFR3 que
produce, en los animales afectados, características semejantes a las que vemos
en la acondroplasia, tuvieron su crecimiento óseo significativamente rescatado,
a pesar de que el rescate no fue completo. Los ratones tratados tuvieron los
huesos de los miembros más largos y rectos, los huesos de la columna vertebral
más anchos y un mejor desarrollo de los huesos craneanos y del tercio medio de la
cara. Los estudios microscópicos revelaron que la placa de crecimiento en los
animales tratados era más grande de lo que era en los no tratados, y que se
asemejaron a la placa de crecimiento de los animales normales (pero no
completamente iguales). Estos resultados pueden ser vistos como una prueba del
concepto de que el CNP es una estrategia válida para rescatar el crecimiento
óseo en individuos portadores de mutaciones activadoras en el gen FGFR3, tal
como en la acondroplasia y en la hipocondroplasia.
Se podría pensar que un tratamiento dirigido hacia la forma más común de
enanismo pareciera ser solamente de orden estético. Sin embargo, se puede
anticipar que, a pesar de que la estatura final sea un resultado deseado, las
otras mejorías que cualquier terapia dirigida contra el FGFR3 en la
acondroplasia puedan traer, son igualmente deseadas. Al reducir las frecuentes
complicaciones ortopédicas, otorrinolaringológicas, neurológicas y socio
psicológicas, una terapia eficaz para la acondroplasia podría reducir la
necesidad de atención médica o de mantener a la persona expuesta a cirurgías
difíciles, y ayudaría a los amados niños afectados a contar con una infancia
más saludable.
No comments:
Post a Comment